LOS TEMORES A LA INSULINA
Cuantas veces los médicos nos hemos enfrentado con la negativa de un paciente diabético a inyectarse insulina? Es una situación que se repite con frecuencia en los consultorios, y las razones que los pacientes argumentan pueden ser: 1. La insulina produce ceguera, 2: la insulina daña los riñones, 3: usar insulina significa estar llegando al ocaso de la enfermedad o incluso de la vida, 4: no tengo quien me inyecte, y muchas otras razones. La negativa en algunas personas es tan grande que dicen prefieren morir a inyectarse insulina. Los mitos y leyendas oscuras alrededor de la insulina datan de varias décadas atrás y se han transmitido de generación en generación como la leyenda de la siguanaba o el cipitío.
Pero, que es lo cierto en relación a la insulina?
En primer lugar, la insulina es una hormona producida en el organismo por el páncreas, y su función principal es permitir la entrada de glucosa a las células para que ésta pueda servir como fuente de energía. Nuestro cuerpo necesita glucosa para funcionar, pero también necesita insulina para que la glucosa pueda utilizarse. Las personas diabéticas tipo 2 tienen un páncreas con 2 alteraciones principales: una disminución en la producción de insulina y una deficiencia en la acción de la insulina (conocida como resistencia a insulina). Además, con el transcurso del tiempo, el páncreas en las personas diabéticas progresivamente va disminuyendo la producción de insulina. Los medicamentos orales (pastillas) estimulan la producción de insulina y/o a mejoran su función, sin embargo, cuando el páncreas empieza a agotar la producción de insulina estos medicamentos empiezan a perder efecto. Es por esto, que muchas personas diabéticas después de algunos o muchos años de enfermedad se ven en la necesidad de inyectarse insulina.
La insulina fue descubierta en 1921 por Sir Frederick Banting (por lo cual ganó el premio Nobel de medicina en 1923) y desde esa fecha su producción ha ido evolucionando desde la insulina animal (bovina y porcina), insulina humana, hasta las más modernas insulinas conocidas como análogos, las cuales han sido modificadas para mejorar su perfil de acción y disminuir el riesgo de producir hipoglucemia (baja de azúcar en sangre).
Desde la década de los 60 se han realizado estudios clínicos para evaluar los efectos de la insulina en los pacientes diabéticos, y todos sin excepción, han mostrado los beneficios de la insulina en la prevención de las complicaciones que produce la enfermedad sin evidencia que la insulina pueda ser la responsable de la ceguera u otras complicaciones que produce la misma diabetes y no la insulina.
Por todo lo anteriormente expuesto podemos decir, que muchas personas diabéticas requieren y requerirán administrarse insulina por la misma naturaleza de la enfermedad, entre más joven la persona inicié con la diabetes mayores posibilidades tendrá de necesitar insulina para su control. Que usar insulina lo único que significa es buscar un mejor control de glucosa en las personas diabéticas y de esta forma evitar todas las complicaciones que puede producir la enfermedad. De hecho, actualmente las recomendaciones de las sociedades internacionales que estudian la diabetes es iniciar el uso de insulina lo más temprano posible en el transcurso de la enfermedad porque de esta forma se preserva la ya deteriorada función del páncreas y se previenen las complicaciones.
Si a usted su médico le ha indicado insulina, no la rechace, acéptela que esto le brindará una mejor calidad de vida.